La isla surcoreana Jeju es la
En el monte Hallasan , puedes recorrer los serpenteantes senderos que se pierden entre bosques de pinos, huertos de mandarinas y acantilados de basalto .
La UNESCO considera a esta isla Patrimonio de la Humanidad, Reserva de la Biosfera y Geoparque Global. Reconocimientos que atraen a más turistas de todo el mundo para deleitarse con esta belleza de la naturaleza esculpida por erupciones volcánicas hace millones de años.
Hay 73 kilómetros de este a oeste y 31 de norte a sur y ha permanecido ajena al país durante años por el aislamiento geográfico que se ve reflejado en la pureza de su paisaje, y se encuentra a tan sólo una hora de vuelo desde Seúl.
La capital, Ciudad de Jeju, situada al norte, y Seogwipo, al sur, son las principales ciudades de la isla en la que los numerosos harubang, alargadas figuras hechas con piedra volcánica, se encargan de proteger.
Jeju es un paraíso para los amantes del senderismo, ya que hay diversas ruta que llevan hasta infinidad de atractivos. Caminos, entre verdes y grises, como los que ascienden hasta el volcán Hallasan, en el centro de la isla, donde la temperatura subtropical que predomina en Jeju cambia de manera drástica a medida que te acercas a su punto más alto, de 1.950 metros. La cima nos obsequia con bonitos amaneceres presenciados por un pequeño lago que ocupa parte de su cráter.
Pero si se trata de buscar las vistas más bonitas del amanecer, Seongsan Ilchulbong o “el pico del sol naciente”, con 180 metros de altura, es el lugar idóneo. Para ello habrá que subir 600 escalones hasta este verdoso cono formado por la erupción de un volcán submarino.
Fue nombrado Monumento Nacional por la UNESCO, aunque no se debe esperar mucho más de la imagen más icónica de Jeju.
Las erupciones dejaron cuevas que parecen querer conducirnos a uno de los fantásticos viajes de Julio Verne al interior de la Tierra. Es el caso de Manjanggul, considerado uno de los tubos de lava más largos del mundo, aunque tan solo una pequeña parte es accesible para el visitante.
En la oscuridad, una pasarela iluminada por pequeños farolillos nos guía por el interior, donde se advierten curiosas formaciones esculpidas por lava.
LAS PLAYAS DE LA ISLA DEL AMOR
Dos de las mejores playas son Gwakji Gwamul, elegida por aquellos que buscan largos paseos y un mar en calma, y Jungmun Saekdal, que destaca por los colores rojizos, grisáceos o blancos de su apetecible arena. Esta última es frecuentada por los que quieren practicar deportes acuáticos como el windsurf, ya que tiene más oleaje.
Pero tal vez la imagen más impactante y mágica de la costa sea la de las haenyeo o “mujeres del mar”. Desde el siglo XVII, las mujeres son las que se dedican a la pesca por inmersión, representando una figura indispensable en la historia y economía de Jeju. Son Señoras de avanzada edad con trajes de neopreno y redes a sus espaldas se sumergen hasta tres minutos en la inmensidad del mar para atrapar erizos, pulpos o algas. Una tradición que poco a poco se va apagando, pero de la que aún hoy podemos ser espectadores.
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